lunes, 10 de octubre de 2016


Roberto Barahona Silva
10 de octubre 1908- 2 de agosto 1982

Este es mi Tata, el hombre más inteligente que he conocido -aunque mi papá le hace fuertemente la pelea- y no lo digo sólo yo porque sea su nieta, es lo que dice cualquier persona que lo conoció: un sabio.

Estudió en el Liceo Alemán y era alumno brillante. Don Ladislao Barros que también estaba en ese colegio me contaba que había unos curas alemanes que eran muy aristócratas y practicamente no le hablaban a nadie, salvo algunas excepciones y que el Tata Roberto era uno de esos privilegiados. Aunque otra vez me dijo "tu abuelo vivía cerca nuestro en Moneda... pero no era muy palomilla", jajaja osea lo encontraba enfermo de perno. Y probablemente lo era.

Al igual que su papá estudió medicina en la Universidad de Chile y siendo muy joven fue invitado a formar la Escuela de Medicina de la UC. Esa es una verdadera historia de emprendimiento.

A cargo de Medicina trajeron a un connotado médico alemán (ni idea el nombre pero lo llamaremos Swen) que era bien cascarrabias y los alumnos entre que no le entendían por el idioma y porque el señor era difícil. Entonces la Universidad preocupada de no hacer el loco a fin de año cuando la Chile los examinara, le pidió a los profesores ayudantes Barahona y Atria (después él fue el padrino de mi mamá) que les dieran clases particulares a los alumnos. Don Swen Von der Möller montó en cólera y los expulsó dejando paralelos a todos.

Pero los alumnos fueron a pedirles que siguieran con las clases y se juntaban en forma clandestina en las noches a veces usando las veredas como pizarrón. Resultado: éxito a fin de año, lo que consolida la formación de la Escuela de Medicina.

Al año siguiente don Von der Möller estaba de vuelta en Alemania y ls Doctores Barahon y Atria se transformaron en profesores titulares.

Pero no fue el único emprendimiento: fue parte de la fundación de la Universidad Austral de Chile, siendo además el primer decano de la Facultad de Medicina y a fines de los 60' ayudó a crear CONCIYT y el entonces Presidente Eduardo Frei Montalva lo nombró el primer presidente de dicha institución.

Estos y otros logros hicieron que el Papa Juan Pablo II le diera la Condecoración de la Orden de San Silvestre, siendo el primer chileno en recibir tamaño honor.

"En 1930 abrió sus puertas la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica y poco a poco organizó los primeros cursos . De la actividad académica en las disciplinas básicas surgirían importantes contribuciones en el campo de la fisiología, neurofisiología y, pasada la mitad del siglo, en citología ultraestructural. En 1940 entró en funciones su Hospital Clínico. Pasada la mitad del siglo tenía un desarrollo pionero primero, en anatomía patológica y radiología, después, en cardiología, cirugía cardíaca y laboratorio clínico.

La anatomía patológica no tuvo un progreso significativo en el país sino a partir de 1945, cuando Roberto Barahona asumió la cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad Católica. Los justificados intentos de la Universidad de Chile por asentar la disciplina a comienzos de siglo, no habían fructificado, a pesar de la contratación del profesor Max Westenhoefer, el último de los grandes discípulos de Virchow. Llegado al país en 1908, había renunciado tres años después tras la reacción que había causado su descarnado informe sobre las condiciones de trabajo, informe aparecido en 1911 en la Berliner Klinische Wochenschrift. En 1928 había sido contratado, esta vez por la Junta de Beneficiencia, para organizar la anatomía patológica en hospitales de Santiago y para formar anátomo-patólogos chilenos. Permaneció en la primera tarea hasta 1930 y dejó el Instituto de Anatomía Patológica en el Hospital del Salvador. Westenhoefer fue el primero en Chile en exigir el régimen de jornada completa con dedicación exclusiva.

Roberto Barahona pertenecía a la segunda generación de discípulos de Westenhoefer. Llevó la anatomía patológica al más alto nivel de su época, la hizo así en Chile digna de la importancia fundamental que le corresponde como disciplina de investigación morfológica y de progreso médico. El ramo pasó a dar un sello a la formación de los médicos de la Universidad Católica. Al cabo de 10 años de ocupar la cátedra, se habían formado con él 24 especialistas. Por sobre todo, creó una escuela cimentando la disciplina en la patología general, escuela que en su sede ha permanecido entregada a la labor académica. En ella se continuaron formando muchos patólogos, particularmente, los que establecieron nuevos centros de patología, así, los de la Universidad de Valdivia, de La Frontera y de Valparaíso. El Hospital del Salvador tuvo el privilegio de ser el lugar de encuentro de dos poderosos intelectos en la reunión anátomo-clínica de Alessandri y Barahona. De su colaboración surgieron varias publicaciones"

Apuntes sobre la Historia de la Medicina. Ediciones UC

Carta de Marcela Paz (escrito en Junio 2006)

Mucha gente me ha comentado que escribo muy bien y que tengo cualidades literarias, cosa que me deja con el ego bien en alto.
Mi mamá me dice que son capacidades adquiridas a través de mi trabajo en el que tengo que escribir mucho y que en 4º medio con suerte tenía un vocabulario de 20 palabras.
Pero no todos pienas así... demostraré que mis cualidades ya se asomaban a los 12 años:




"Querida Carolina:

Perdona que te conteste con tanto atraso, pero tu encantadora carta se demoró en llegar y además me pilló enferma; de ahí mi lentitud en responder.

Me encanta que leas Papelucho y ojalá escribas tu también lo que te pasa o lo que sucede alrededor de tí. Saldrá algo bueno. Porque cuando a un niño le gusta leer es porque va a ser escritor.

Te lo dice una amiga vieja que leyó mucho de niñita.

Un beso,

Marcela Paz"

La historia de esta carta es muy linda. Efectivamente a mi me gustaba leer mucho de chica; me sabía de memoria los Ásterix, leía las Mafaldas y por supuesto Papelucho. De hecho siempre sentí que la relación de Papelucho y la Jí era muy similar a la mía con el Pancho.
Pero había cosas que no entendía, como que Papelucho iba a clases los sábados y otras cosas bastante atemporáneas para mí. Ahí fue cuando supe que estas historias de niños parecidos a mi eran bien antiguas y pensé que sería choro que saliera una edición más nueva.
Por mi mamá supe que la Marcela Paz no se llamaba así y que era suegra de la nosecuantito amiga de la Nieves (mi tía, la 5ª como diría la Nanny) así que decidí escribirle una carta. Fue justo ese año que se salió el Mapocho y se cayó un mini blanco al río ¿se acuerdan?
Escribí la carta diciéndole que sería súper entretendio ver cómo lo pasó Papelucho en la inundación y otras historias más. Lo pienso ahora y es como que le decía "si lo que falta es tema aquí tiene unos cuantos"... patuíta la cabra. Como el sobre iba por mano dibujé unas estampillas y los típicos timbres que ponen en el correo y quedó de lo más simpática. En las vacaciones de invierno le entregué la carta a la Nieves y -como dice mi amiga Marcela Paz- se demoró en llegar a sus manos.
Justo un año después; cuando venía llegando a mi casa de las vacaciones de invierno, estaba un sobre con la carta de ella, cosa que me impresionó mucho porque nunca fue mi intención que me contestara. Un tiempo después ella se murió y ahora su carta tiene mucho valor, por lo menos para mí.
El fresco de mi hermano un par de veces la usó para hacer trabajos de castellano y le fue bastante bien, pero ese es otro tema.