lunes, 10 de octubre de 2016

Carta de Marcela Paz (escrito en Junio 2006)

Mucha gente me ha comentado que escribo muy bien y que tengo cualidades literarias, cosa que me deja con el ego bien en alto.
Mi mamá me dice que son capacidades adquiridas a través de mi trabajo en el que tengo que escribir mucho y que en 4º medio con suerte tenía un vocabulario de 20 palabras.
Pero no todos pienas así... demostraré que mis cualidades ya se asomaban a los 12 años:




"Querida Carolina:

Perdona que te conteste con tanto atraso, pero tu encantadora carta se demoró en llegar y además me pilló enferma; de ahí mi lentitud en responder.

Me encanta que leas Papelucho y ojalá escribas tu también lo que te pasa o lo que sucede alrededor de tí. Saldrá algo bueno. Porque cuando a un niño le gusta leer es porque va a ser escritor.

Te lo dice una amiga vieja que leyó mucho de niñita.

Un beso,

Marcela Paz"

La historia de esta carta es muy linda. Efectivamente a mi me gustaba leer mucho de chica; me sabía de memoria los Ásterix, leía las Mafaldas y por supuesto Papelucho. De hecho siempre sentí que la relación de Papelucho y la Jí era muy similar a la mía con el Pancho.
Pero había cosas que no entendía, como que Papelucho iba a clases los sábados y otras cosas bastante atemporáneas para mí. Ahí fue cuando supe que estas historias de niños parecidos a mi eran bien antiguas y pensé que sería choro que saliera una edición más nueva.
Por mi mamá supe que la Marcela Paz no se llamaba así y que era suegra de la nosecuantito amiga de la Nieves (mi tía, la 5ª como diría la Nanny) así que decidí escribirle una carta. Fue justo ese año que se salió el Mapocho y se cayó un mini blanco al río ¿se acuerdan?
Escribí la carta diciéndole que sería súper entretendio ver cómo lo pasó Papelucho en la inundación y otras historias más. Lo pienso ahora y es como que le decía "si lo que falta es tema aquí tiene unos cuantos"... patuíta la cabra. Como el sobre iba por mano dibujé unas estampillas y los típicos timbres que ponen en el correo y quedó de lo más simpática. En las vacaciones de invierno le entregué la carta a la Nieves y -como dice mi amiga Marcela Paz- se demoró en llegar a sus manos.
Justo un año después; cuando venía llegando a mi casa de las vacaciones de invierno, estaba un sobre con la carta de ella, cosa que me impresionó mucho porque nunca fue mi intención que me contestara. Un tiempo después ella se murió y ahora su carta tiene mucho valor, por lo menos para mí.
El fresco de mi hermano un par de veces la usó para hacer trabajos de castellano y le fue bastante bien, pero ese es otro tema.

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